miércoles, 25 de enero de 2012

11/30. Uno que lo haya motivado a visitar algún lugar: Querido primer novio, de Zoé Valdés

A veces, cuando la vida nos asfixia, cuando sentimos el aliento del fracaso pegado a nuestra nuca, algunas personas sentimos la necesidad de evadirnos. Así le ocurrió a Dánae, la protagonista de esta novela, que un día, cansada de su marido, sus hijas y su vida en general se marcha de casa y viaja al valle de Viñales, en Cuba, donde allá por los años setenta pasó una temporada con sus compañeros de colegio en lo que denominaban “escuela al campo”, que era un campamento de trabajo en el que los niños que vivían en la ciudad aprendían las labores de la tierra. Ir a estas escuelas era un requisito para poder entrar más tarde en la universidad así como el primer atisbo de independencia para los adolescentes inquietos que acababan de dejar atrás la niñez.

En la escuela al campo fue donde Dánae se inició en el amor y en el descubrimiento de su sexualidad y así lo va recordando paralelamente a su nuevo viaje al valle. Es la revisión del pasado de una mujer adulta y confundida, que busca saber en qué momento su vida tomó la senda equivocada, y que da como resultado una novela nostálgica y a ratos también divertida, la quinta de un ciclo de seis que escribió la autora sobre mujeres cubanas.

Lo más destacable de esta novela es la aproximación a la cultura de Cuba a través del vivir cotidiano y del lenguaje coloquial que se utiliza en toda la narración. Por momentos cuesta entenderlo pero uno se acaba haciendo a la idea, por el contexto, de lo que significa cada expresión y este entendimiento engrandece el relato además de darnos la posibilidad de una inmersión en la mentalidad cubana, tan cercana a nosotros los españoles y a la vez tan distinta.

Imposible no mencionar el amor a la naturaleza y a la libertad individual más allá de convenciones que transmite la historia, así como el recurso del realismo mágico personalísimo de Valdés, que impregna de un halo de fábula todo el libro, dando vida a una maleta, una ceiba, el tiempo, la música, el espíritu de la abuela de Dánae, haciéndolos narradores de la historia, testigos directos del despertar de la chiquilla y de los cambios que acontecen en el alma de la mujer, y consigue dar a la narración un toque distinto, una riqueza expresiva y una magia que nos convoca inmediatamente al territorio emocionante de las experiencias vividas por primera vez.


Muchos años después de leer este libro, visité el Valle de Viñales. No tenía pensado expresamente ir allí, pero estando en la Habana me ofertaron la excursión y no pude resistirme a visitar ese lugar que hasta entonces era para mí sólo literatura. Me gustó mucho, es un sitio bellísimo con sus pueblos, sus cuevas, sus prehistóricos mogotes y sus campos de tabaco donde unas chiquillas se enamoraron una vez con la misma naturalidad con que respiraban e idéntico desparpajo que el que había en su manera de hablar.

12 comentarios:

  1. Lola, que delicia de libro, yo no conozco ese lugar pero me imagino lo que habrás disfrutado en base a lo descrito en el libro (y al propio pueblo, desde luego).
    Dios, ¡qué atrasada estoy con estas reseñas!! :P
    Un abrazo. :)

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  2. Si, disfruté muchísimo. Un abrazo para tí también y ánimo con esas reseñas. ;)

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  3. Andromeda está perezosa ^^

    No he leído nada de esta autora. Lo cierto es que algunos artículos suyos me hicieron dudar de su calidad como novelista. ¿Realmente me la recomendáis las dos? :)

    Hay que ver lo poco que me interesan los lugares por sí mismos XD

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  4. Tengo dudas de que te guste, la verdad. Tengo dudas hasta de que me guste a mí ahora: fue una lectura de hace muchísimos años y en su momento me dejó una impresión tan agradable que temo que una relectura me la fastidiara.:/
    Eso no quita que agradezca los buenos ratos que varios libros de Valdés me hicieron pasar en una época de mi vida.

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    1. Lola, escribí aquí una parrafada increíble, le di a publicar y desapareció: dime que la has recibido, por favor, dime que no se ha perdido y la voy a tener que volver a escribir...

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    2. Lo siento... :-((( No me ha llegado esa parrafada. :-((
      ¡Qué rabia cuando has escrito un montón y se pierde!

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  5. Pues decía, mucho mejor dicho que segundas partes nunca son tan buenas -sí, Lola, mucha rabia, sobre todo por esto, porque luego ya no es lo mismo, pero bueno, qué le vamos a hacer-, que yo también dudo que Zoé Valdés me fuera a gustar ahora. Y en cuanto al juego…

    La verdad es que hice mi gran viaje soñado a París motivado por infinidad de imágenes, fotografías, fotogramas, y por supuesto libros, y aunque allí seguí los pasos de Oliveira y La Maga en Rayuela y los de los mosqueteros de Dumas, por poner sólo dos ejemplos de lo real que es la ficción en mi vida, tengo que reconocer que lo mío con “Los miserables” y sobre todo con Víctor Hugo roza la obsesión. Con decir que además de visitar la iglesia donde rezaba Jean Valjean y recorrer las alcantarillas por las que se escabulló de las barricadas, y buscar el muro que trepó con Cosette a cuestas para huir de Javert –y a Quasimodo en las torres de Notre-Dame, también-, estuve en la casa/museo del escritor; en la villa que habitó en el distrito 16; en su tumba –en el Panteón, junto a Zola y Dumas, menuda triada-; en la estación de metro que lleva su nombre… ¡Y que incluso le abracé dos veces!, en forma de busto en el Museo Rodin y en el Jardin des Poetes…

    Claro que tampoco es tan raro, que tengo una relación muy especial con “Los miserables”. Primero, fue una de las primeras novelas que me recomendó alguien que lo había leído todo –en braille o libro sonoro, que era ciego- y que casi siempre acertó, cuando me incitó a leer algún libro que a él le hubiera gustado, alguien con quien siempre hablaba de literatura y a quien echo de menos desde que nos dejó, hace algo más de un año. Me refiero al tío de mi expareja, a mi amigo Lino. ¡Va por ti, querido!

    ¡Y como acertó con “Los miserables”! Yo ya hacía muchos años que me había hecho lector -de hecho creo que nací lector-, y había leído lo mío, pero diría que hay un antes y un después en mi vida, con esa lectura. Nunca una novela me había hecho sufrir, indignarme, llorar, emocionarme, sentir, vivir como ésta. Y jamás una novela ha seguido conmoviéndome tanto tiempo como la obra de Víctor Hugo después de leída, dando vueltas en mi cabeza, en mi corazón, en mi estómago y en mi alma. Suerte, eso sí, que luego ha habido otras, pocas, que pongo a su misma altura, y algunas otras que casi casi, pero… Sin duda, si tuviera que elegir sólo uno, mi libro favorito sería “Los miserables”.

    Aprovecharé también para decir que hay varias versiones cinematográficas de este texto, y que para mí la mejor es la que protagonizan Liam Neeson, Geoffrey Rush, Uma Thurman y Claire Danes. Y que aunque a mí no me gustan los musicales, cuando supe que había uno basado en la novela supe que lo tenía que ver, y cuando supe que venía a Barcelona casi me da algo, y que cuando la vi me gustó incluso más de lo que me esperaba, y que la película basada en el musical, que estrenaron a finales de 2012, conmueve casi tanto como el libro.

    Y podría seguir hablando de “Los miserables” durante horas, pero ya os he dado la brasa bastante… por hoy, jejeje…

    Por cierto, que si a alguien le interesa, tengo crónica escrita de mi gran viaje a París, puede que os haga gracia leerla.

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    1. Pues sí que debiste disfrutar en ese viaje a París. Lo bueno de esa ciudad para nosotros es que da mucho juego literario. Hay muchos autores que han situado sus novelas allí y siempre podemos visitar los lugares donde estuvieron (ficticiamente, claro XD) nuestros personajes favoritos.

      Si encima tu novela favorita transcurre allí ¡apaga y vámonos! Puedo entender perfectamente tu interés por visitar esos lugares, y lo importante que fue para ti.

      Jean Valjean es uno de los personajes más carismáticos que he encontrado, y "Los miserables" es un libro que no resulta indiferente. Suele gustar mucho a quien se atreve con ese montón de páginas. Aunque para ti, ya veo, es parte de tu vida. Y eso está muy bien, o quizá yo lo veo así porque comprendo perfectamente esa sensación, cuando un libro forma parte de tu vida de manera tan intensa y satisfactoria. Y considero una suerte sentirlo así.

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    2. Ah, y ¿dónde está esa crónica? Sí me gustaría leerla...

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  6. ¡No sabes cuánto, Lola! Y luego he tenido la suerte de volver y seguir otros rastros, de personajes de Zola, de Boris Vian... Y espero volver tantas veces como sea posible, ¡amo París! Es mi ciudad preferida de largo, desde luego...

    Y sí, es una suerte que sintamos lo que sentimos, cuando un libro nos fascina; somos unas privilegiadas, jejeje...

    La crónica, si te parece bien, te la mando por correo electrónico, si me envías tu dirección... O lo hacemos como mejor te parezca... Me gustaría saber qué te parece, creo que es una buena miniguía, por si algún día viajas allí...

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    1. Cuando fui a París aún no conocía a Zola. Aunque no se si queda mucho hoy en día de aquel París.
      Como la ciudad me gustó tanto pienso volver algún día, y seguro que me vendrá bien esa miniguía. ;-)

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    2. Yo entonces tampoco, pero en un viaje posterior sí, y me fui a Les Halles a ver lo que quedaba del vientre de París, jejeje... Y bueno, siempre queda algo! :-)

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