jueves, 9 de octubre de 2008

Nana, de Émile Zola

Traducción de Florentino Trapero
Ediciones Cátedra. Colección letras universales
567 páginas

Argumento
París, abril de 1867. Naná, una prostituta aún no muy conocida en la sociedad parisina debuta en un espectáculo de vodevil.
A lo largo de tres años y catorce capítulos asistiremos a la vida de Naná, sus protectores, sus caprichos, sus escándalos, la vamos conociendo y vemos su evolución hasta llegar al sorprendente final.

Opinión
Naná es el noveno libro de los 20 que componen la saga de los Rougon-MacQuart. Ya en el séptimo, La taberna, Zola nos la presentaba, era la hija de la protagonista, Gervaise, pero es en Naná donde se centra totalmente en ella.
Zola quería escribir sobre una prostituta de lujo, quería mostrar a través de ella los vicios y la decadencia de la alta sociedad parisina del final del segundo imperio, y lo hace de forma magistral.
Pero no sólo es eso lo que muestra, se ve también la evolución psicológica de Naná, ella es una mujer inestable, caprichosa, alegre y despreocupada, nació pobre y pasó necesidades, pero gracias a su físico y su ascendente sobre los hombres llega a ser una mujer a la que le sobran joyas, vestidos y caprichos, una mujer que soporta los maltratos de un hombre, Fontan, y a su vez maltrata a otros, como a Muffat, encontrando placer en humillarle. Una mujer inmadura e infantil que arrastra con ella no sólo a los hombres, sino a las mujeres, que la envidian y la emulan, llegando Naná a intervenir en los asuntos familiares de algunas de estas familias de aristócratas.
Hay otros personajes interesantes en esta obra:
-El conde Muffat, un hombre extremadamente recto y religioso de más de cuarenta que vive el despertar de su sexualidad con Naná.
-El curioso matrimonio Mignon en el que la mujer, Rose, tiene sus amantes y el marido actúa a modo de chulo, tratando de sacar de cada amante de su mujer el mayor partido posible.
-Fontan, el amante de Naná, que se aprovecha de ella, la pega y la desprecia, y ella consiente, por temor a perderle.
Y de paso que leemos esta historia y conocemos a estos personajes conocemos también la vida social de la época: el teatro de variedades, las carreras de caballos, las fiestas en casas de amigos. Zola no escatima en detalles, nos describe los salones, los peinados y la forma de desenvolverse de los personajes. La hipocresía queda patente en las acciones y los diálogos, de los que hay en gran cantidad, dando agilidad al relato.
Ni que decir tiene que volveré con Zola.

2 comentarios:

  1. Me encantó este libro, lo leí hace muchos años pero con tu reseña me han dado ganas de releerlo pronto.

    Bss.

    ResponderEliminar

Si quieres comentar algo, escribe tu mensaje aquí: