viernes, 10 de octubre de 2008

La vieja sirena, de José Luís Sampedro

Ed. Planeta de Agostini
Colección grandes autores de la narrativa actual
670 páginas en dos tomos

Alejandría, año 240 después de Cristo. Una mujer es comprada como esclava en un mercado por su bonito pelo. Este es el inicio de una larga historia en la que conoceremos las aventuras de ésta mujer antes y después de ser comprada para Ahram el navegante.

De José Luis Sampedro me gustó mucho La sonrisa etrusca, pero esta historia se me ha hecho muy pesada de leer. Creo que sobran unas doscientas páginas, quizá más, porque hasta la página 300 más o menos mantiene el interés, la historia va fluyendo y se sigue con gusto, pero luego se estanca y parece que todo el rato da vueltas a lo mismo: la intrigante Clea, la reina Zenobia, las conspiraciones contra el imperio romano... no son necesarias tantas páginas para tan poca acción, o mejor, para tan poca evolución de los acontecimientos. También me resulta un poco cargante la protagonista, es tan heroína, tan perfecta que no me la creo: guapa, tolerante, comprensiva, todos se enamoran de ella... demasiado irreal. Sin embargo Krito el filósofo me parece un personaje bastante más interesante: es el antecesor de El amante lesbiano, otro libro de Sampedro. Tiene un lado brillante y un lado oscuro, es ambiguo y resulta muy humano. Por lo demás me parece que el autor ha hecho un buen trabajo de documentación y ambientación, pues no es nada fácil escribir sobre la vida diaria en el Egipto del año 240, incluyendo detalles graciosos como la información en los muros de la ciudad sobre los cotilleos de la alta sociedad. Con respecto al estilo sigue su línea tan personal de escribir con frases cortas, con abundancia de infinitivos, gerundios y muchas interjecciones, como queriendo imitar al pensamiento (creo yo). Alterna la tercera persona con la primera y cuando habla en primera persona puede ser cualquiera de los protagonistas. Esto los hace más cercanos porque así conocemos de primera mano lo que piensan y sienten. Aunque lo que piensa y siente la prota ser repite en exceso. El final me gustó, me parece muy acorde con la historia, no digo más por si alguien no lo ha leído. (Tengo en casa El amante lesbiano, pero de momento no me apetece leerlo.)

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