domingo, 28 de septiembre de 2008

Alondra, de Dezsö Kosztolányi

Título original: Pacsirta
Dezsö Kosztonlányi
Traducción: Judith Xantús
Ediciones B. Colección Afluentes
226 páginas

Argumento
En Sárszeg una ciudad de provincias del imperio austro-húngaro allá por 1899 vive una familia compuesta por los padres y una hija fea y solterona a la que cariñosamente llaman Alondra. En los treinta y cinco años de vida de Alondra apenas se han separado los tres, pero ahora la hija se va una semana a descansar a la granja de sus tíos. Los padres creen que no van a soportar la separación, sin embargo, por una serie de casualidades en esa semana vuelven a disfrutar de actividades que hacía años no disfrutaban: la compañía de los amigos, la comida un un restaurante, una noche en el teatro.

Opinión
Este libro es una joya: una historia preciosa escrita con elegancia, unos personajes con tantos matices y de una psicología tan rica que uno acaba tomándoles aprecio.
Dicen que Kosztolányi (nunca puedo recordar este nombre) es el mejor escritor húngaro del siglo XX, y no me extraña.
Alondra es una historia complicada con apariencia de historia sencilla, es una novela en la que las pasiones más desgarradoras quedan enterradas bajo los actos más prosaicos del vivir cotidiano, donde la dicha y la desdicha se tocan con los dedos y las vives junto a los personajes. Más tristeza que alegría, desde luego. Se permite a los protagonistas gozar de unos instantes de felicidad que solo servirán para darse cuenta de la desdicha de su vivir cotidiano.
En Alondra se habla de la familia, de las cosas a las que uno renuncia por amor, y del odio que genera esa renuncia, y de la frustración de quien sabe que nunca va a conseguir lo que desea.
Kosztolányi es un excelente psicólogo y conoce estos abismos, es un excelente escritor y sabe retratarlos.
Cada capítulo tiene una pequeña introducción en la que se hace un breve resumen de lo que se va a leer: Capítulo I (En el cual el lector conoce a un matrimonio de ancianos y a su hija, la niña de sus ojos, y también se entera de algunos detalles acerca de un complicado viaje a una finca.
Me gusta la edición de Ediciones B (Afluentes) porque es un formato grande y porque en la portada aparece la pintura de un pueblo que bien podría ser Sárszeg.

“La muchacha alzó la vista en dirección al porche, donde se encontraban sus padres. Habían empezado a llamarla Alondra muchos años atrás, cuando todavía cantaba. Desde entonces, el nombre no se había desprendido de ella, y lo llevaba como una niña un vestido que se le ha quedado pequeño.”

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