El grito, de Edvard munch. 1893 |
Desde siempre me han interesado las historias duras, psicológicamente violentas, los personajes problemáticos, atormentados, hundidos por la vida, desequilibrados o que vivan en un entorno conflictivo. Me atrae conocer los infiernos personales, esos dramas íntimos a los que tantas personas se ven abocadas por circunstancias familiares, situaciones vitales o errores personales.
El hecho de que me gusten este tipo de novelas me hace sentir un poco mal, quizá la morbosidad que supone esta atracción es lo que me preocupa, por tanto puede decirse que siento un poco de culpa cuando vuelvo a leer un libro de estas características.
Afortunadamente no dejo que esto me influya y sigo disfrutando esas lecturas y, por poner un ejemplo de lo que estoy hablando voy a mencionar una novela que disfruté tanto como sufrí, y que es uno de los libros más duros que he leído: La pianista. Su autora, la nobel Elfriede Jelinek es implacable en general con los personajes de sus obras y radical en sus argumentos, remueve conciencias y algún estómago, y adolece de privar a algunos de sus personajes de cualquier rasgo noble que pueda tener el ser humano para incidir una y otra vez en aquello más enfermizo y execrable. Y creo que lo hace a propósito y es su sello como escritora.
En el caso de La pianista, la protagonista -Erika Kohut- es uno de esos personajes a los que las circunstancias han hecho alguien extraño, inadaptado, sexualmente desviado e incapaz para el afecto. Vive con su madre, que ejerce un dominio casi absoluto sobre ella: conoce y controla cada aspecto de su vida.
Erika descarga la agresividad que le producen sus frustraciones en el anonimato de la ciudad, molestando a la gente en el autobús con un paraguas, por ejemplo. Y su sexualidad enfermiza la lleva a observar a las parejas en los parques y también a autolesionarse.
Sus clases de piano y dar algún concierto es toda su vida en la que, a pesar de todo, hay cierto control y pasa por una persona normal. El problema surge cuando conoce a Walter Klemmer, un alumno de las clases de piano que ella imparte. La atracción y el afecto que siente por este hombre provocan una crisis brutal en su vida y en la convivencia con su madre dando lugar a situaciones extremas y desgarradoras que hacen pensar cuánta gente pasará algún problema similar, y cuánta ayuda necesitarían...
Es tremendo. Me encoge el corazón, me sacude las vísceras, pienso que debo estar fatal... pero me encanta.
¡Coincido, coincido!! También me encantan estos temas, para bien o para mal... :*)
ResponderEliminarNo he leído la novela (pero la película me puso los pelos de punta).
Abrazos.
Confieso que nunca me he atrevido ni a ver la película ni a leer el libro. Y fijaos que a mí me va la marcha. A veces ciertos temas me pillan blandito ^^
ResponderEliminarCon la película no me atrevería. Con el libro... no sé, no sé. Igual si alguno de vosotros me acompañara, me embarcaría. Encantadora reseña, Lola.
ResponderEliminarAndrómeda, cuando escribía este comentario me acordé de tí porque se que compartimos este placer culposo. ¡¡Y lo que disfrutamos leyendo El hombre perro, otro hito de la culpabilidad placentera!! XD
ResponderEliminarAisss, Gabriel, es terrible la historia. Si no estás fuerte y preparado para lo peor... ni lo intentes... Mailer y Vian juntos no impactan tanto como esta buena señora. ^^
Gracias, Sue. Para mi que el libro es más duro que la película, pero también más interesante.
¡Un abrazo!
Lola, a mí también me van las historias duras... pero no tanto los personajes atormentados, ahí divergimos, ¿ves? Claro, todo no iba a ser converger, jejeje... Y así, "La pianista" me apetece poco, la verdad...
ResponderEliminarEn cuanto a mi placer culposo, la verdad es que me costó elegir porque creo que nada que me dé placer me provoca culpa, no sé si por mi aversión a ese sentimiento, a lo que ha generado en todas nosotras por culpa del peso tremendo de la religión en nuestra cultura, educación... Tanta represión, tanto reprimido, tanto complejo de culpa, y luego tan poco culpables que se sienten los que deberían hacerlo... En fin, volvamos a la literatura y al juego, que es lo que mola, y como había que elegir algo, pues mira, precisamente por fin me decanté por "Cristo de nuevo crucificado", y digo precisamente porque lo confieso, pese a lo que acabo de decir la figura de Cristo, el cristianismo, la Iglesia, el poder eclesiástico... son temas que me llaman la atención, me provocan una curiosidad quizá malsana...
En cuanto a la novela, una de mis favoritas sin duda, me remito a la excelente reseña que publicaste tú en este blog, y también a esto que escribí para recomendarla en otra parte:
"Cristo de nuevo crucificado, de Nikos Kazantzakis. En un pueblo griego que el agá turco observa como una partida de ajedrez, los viejos reparten los papeles de la Pasión de Cristo y los jóvenes la reviven con demasiado fervor, metiéndose demasiado en los papeles respectivos. De Kazantzakis me gusta que escribe con el corazón y el estómago y la nariz y el sexo, y con los pies en la Tierra, en la tierra… Y en esta novela, como en otras, escribe de la amistad, de la rebeldía de unos y el servilismo de otros, de la grandeza del ser humano y de algunos ideales y también de sus miserias, del miedo de los poderosos a perder sus privilegios y de lo que son capaces de hacer para no perderlos, de la traición, de las envidias, los celos..."
Mañana más!
Ohhhh. Ya es raro encontrar a alguien que haya leído este libro, mucho menos que haya sido de sus favoritos. Cuanto me alegro, Albert.
EliminarEn verdad Kazantzakis es genial, he leído tres libros de él (Zorba, La última tentación y Cristo de nuevo crucificado) y todos me han entusiasmado. Siendo atea también me gusta leer a veces sobre religión, y la figura de Cristo me parece mucho más interesante en esencia que la que ha llegado a nosotros tras el filtro de la iglesia. Te recomiendo La última tentación si aún no la has leído, es una novela estupenda.
Y volviendo al placer culposo... yo diría que es inteligente leer libros con cuyo mensaje no estás de acuerdo, al margen de culpas o concesiones, es interesante cambiar de perspectiva y no hay que cerrar puertas al conocimiento.
Un abrazo,
¿Te entusiasma Kazantzakis? ¡Pues entonces no te puedes perder Libertad o muerte!, e incluso El pobre de Asís, que quizá no esté a la altura de las otras cuatro pero casi. Y bueno, ya ves que estoy de acuerdo contigo en lo que dices: si elegí esta novela aquí porque no sabía qué poner, jejeje... Y también estoy contigo en que es una lástima que la Iglesia haya desvirtuado de tal manera el cristianismo; de hecho, siempre he dicho, y lo mantengo, que sólo que todas cumpliéramos con lo de amarás al prójimo como a ti mismo el mundo sería perfecto.
EliminarAbrazos,
¡Jopetas! XD Me está entrando el gusanillo de leerle. Aunque "Libertad o muerte" no lo tengo, pero "El pobre de Asís" sí.
EliminarA la biblio, a la biblio: es mejor Libertad o muerte. O no, jejeje...
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