domingo, 26 de junio de 2011

Lituma en los Andes, de Mario Vargas Llosa

Editorial Planeta. Colección Booket
320 páginas


Tras su derrota electoral en 1990, año en que optó a la presidencia del Perú, Mario Vargas Llosa retomó su trabajo novelístico con este libro y a través de él logró un descenso a las entrañas de su país, a las vísceras de los problemas que quizá sean el germen de la realidad que frena sus posibilidades de progreso: terrorismo, superstición e ignorancia, además de narcotráfico y corrupción en las mismas filas de los organismos oficiales.


El cabo Lituma, al que conocemos de otros libros anteriores del mismo autor, y el guardia civil Tomás Carreño tienen un puesto de vigilancia en la sierra peruana, concretamente en Naccos, el que un día fue un pueblo minero y ahora el campamento de los trabajadores que construyen una carretera. Son muchos los peligros que les acechan, algunos reales como los terroristas de Sendero Luminoso y los huaycos -violentos y arrasadores desprendimientos de las montañas-, otros imaginarios, como los espíritus que viven en la sierra. A esto se une la misteriosa desaparición de tres hombres del campamento: Pedrito tinoco (el mudito), Demetrio Chanca (o Medardo Llantac) y Casimiro Huarcaya (el albino). Lituma y Carreño no logran encontrar la pista que les lleve a la verdad de lo ocurrido. Preguntan insistentemente a los trabajadores de la carretera, pero estos desconfían de ellos y no cuentan apenas nada de lo que saben. Y Dionisio y Adriana, dueños de la taberna donde los hombres se reunen en sus ratos de ocio, responden con evasivas, echando la culpa a los espíritus de la montaña y a la necesidad de sacrificios humanos para mantenerlos aplacados, que se pueda seguir construyendo la carretera y nadie pierda su trabajo en Naccos.
El autor no sólo retoma personajes de anteriores novelas, también recupera en esta su técnica de entrelazar diálogos pasados y presentes, situaciones reales e imaginarias, con tal habilidad que asombra lo fácilmente que se entiende un texto tan entreverado de historias diversas que van y vienen en el tiempo.

Estas historias son: la peripecia de cada uno de los tres desaparecidos para explicar su procedencia y cómo fueron a parar a Naccos, la historia de Dionisio y Adriana, los dueños de la taberna, que va tomando forma poco a poco y revelando su importancia en la sucesión de acontecimientos. Y además el relato de Tomás y Mercedes, el contrapunto amoroso a la intriga y la tragedia, una historia que se va desgranando de noche en noche, cuando Tomasito y el cabo Lituma se tumban a dormir y aquel le cuenta, para desahogar sus penas, el relato de su amor por la prostituta Mercedes.

Así nos encontramos que esta novela es un viaje de retorno a los orígenes, al estado primitivo del hombre, a las pulsiones más elementales. En contraste con la otra parte del país, la que, en la década de los ochenta, que es la fecha en que se ubica la novela, está buscando la prosperidad y salir del atraso, con un pie en la modernidad y otro torpemente enfangado por problemas que no parecen tener fácil solución.
El relato encierra, en la línea de otras novelas del autor, una profunda crítica social, un juicio sin concesiones a todo lo que amenaza el progreso y la democracia. A saber: Sendero luminoso y sus matanzas crueles y sin sentido que siembran el terror entre las pacíficas gentes en virtud de una causa que ni ellos parecen comprender. Y de otro lado la superstición, tan arraigada en algunas poblaciones, gente con poca cultura que se dejan impresionar y manipular por unas creencias insanas que les llevan a cometer las peores atrocidades para satisfacer o aplacar a un supuesto espíritu.


En este sentido es este un viaje a la naturaleza animal de las personas a través de la enajenación de la ignorancia y el alcohol, como dice uno de los personajes, quizá el más significativo de todos: el alcohol provoca que cada uno “visite a su animal”. No debe ser casualidad que su nombre sea Dionisio en lo que parece una clara referencia al mítico Dioniso, dios del vino, inspirador de la locura ritual y del éxtasis. En la cordillera andina el vino se convierte lógicamente en pisco, que es el negocio del Dioniso andino: vendedor de pisco, alentador de excesos, incitador a la irracionalidad. Aunque también recurre el autor a otros mitos más locales: el pishtaco, bandolero que asalta a las personas, vende su grasa y se come su carne; o el muki, el demonio de las minas. Y también los apus, dioses de las montañas. Un elenco de espíritus terroríficos que remiten a los ancestros, a una cultura lejana y oscura. Ya el nombre del pueblo donde se desarrolla la acción, Naccos, tiene reminiscencias ancestrales.
Aún siendo una novela de ficción existen paralelismos entre situaciones que se dan en el libro y otras ocurridas en la realidad, como la matanza de vicuñas por parte de Sendero Luminoso en la Reserva Nacional de Pampa Galeras, en marzo de 1983, o la evidente inspiración de la muerte de la señora d´Harcourt en el asesinato de la ecologista Bárbara d´Achille, cometido el 31 de mayo de 1989 en Huancavelica, también a mano de los senderistas.

Es esta una historia profundamente triste y desesperanzada, una brizna de alegría en sus últimas páginas quizá trate de demostrarnos que a veces lo más increíble sucede, que el amor puede con todo, pero es tan amargo el sabor de todo lo relatado anteriormente, cuando la violencia y la ignorancia superan a la razón y a la concordia, que no podemos sino ver la muestra de algo que ocurre en los Andes peruanos, pero puede ocurrir exactamente igual en cualquier punto del planeta porque apela a la misma condición humana. Una crítica dura a la sociedad peruana, como sólo se critica lo que se ama y, por lo tanto, más duele. Un libro que deja huella, que remueve conciencias y hace reflexionar. Y es que de la magnífica pluma de nuestro autor recién premiado con el Nobel emergen los Andes, la selva amazónica o una isla del Caribe hipnotizándonos desde una nueva dimensión, con la magia que él sabe crear y su destreza a la hora de comunicar y exteriorizar todo aquello que vive en su imaginario.



“Se parará la carretera y se quedarán sin trabajo, llegarán los terrucos y harán una carnicería, caerá el huayco y nos borrará a todos del mapa. Los malignos saldrán de las montañas a celebrarlo bailando un cacharpari de despedida a la vida y habrá tantos cóndores revoloteando que quedará el cielo tapado. A menos
que...”

8 comentarios:

  1. Qué temática tan dura la de este libro, Lola, voy a buscar el momento propicio para leerlo...
    Besos.

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  2. Si, mejor es que lo leas en un momento adecuado porque es bastante duro, pero merece la pena.
    Un abrazo.

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  3. Saludos!!! El libro lo pude leer el año pasado y me pareció bastante bueno. Tu último párrafo es preciso respecto a la novela.

    Seguiré atento a tu blog, muy bueno, por cierto!

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  4. Gracias César. Estaré encantada de leer tus comentarios.
    Un saludo.

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  5. bueno pero se me hizo brasa, buena reseña

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  6. Lo lei el 2010 y muy sorprendente los relatos que hacen referencia a eventos reales, como bien mencionas el de Barbara d'Achille. Mas bien me dejo en duda si realmente Sendero mato a los turistas franceses?

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  7. Gracias, Jesús.

    Qechcan-Raul, no se si ese otro asesinato tiene inspiración real. No me extrañaría, por otro lado, pero tampoco he podido contrastarlo.

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  8. Desde mi punto de vista es un libro bien escrito, como no, pero una historia inacabada y ni siquiera un final abierto y eso me parece fatal, quien mato a los tres? Que seria de la vida de lituma y tomas? Donde irian despues adriana y dionisio, y mas preguntas sin resolver, demasiadas

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