miércoles, 8 de octubre de 2008

Proleterka, de Fleur Jaeggy

Tusquets editores. Colección Andanzas.
131 páginas
País: Suiza, posteriormente nacionalizada italiana.

Proleterka es una de esas novelas que una vez terminadas piensas en ellas durante días porque impresiona, es una historia corta y feroz, escrita con frases breves, crueles y cargadas de sentido. Tras ese estilo lacónico transmite un manantial de emociones que sacuden y estremecen más que una descripción exhaustiva.
Un padre y su hija adolescente hacen un crucero por el Mediterráneo en un barco cuyo nombre da título al libro.
Cuando la chica era pequeña la madre los abandonó y ella quedó al cuidado de su abuela materna. Al padre, Johannes apenas se le permitió pasar tiempo con ella. El crucero es la última oportunidad para el padre y la hija de conocerse pues él está mortalmente enfermo. Ella, sin embargo, estará más ocupada en vivir su primera experiencia sexual con un marinero del Proleterka.

Esta historia contada en primera persona podría ser un relato intimista de una relación padre-hija, pero la narradora no busca esa cercanía con el lector, busca la distancia, incluso consigo misma. Para relatarnos lo que pasó alterna el presente, cuando siente deseos de tener las cenizas de su padre, con otros dos momentos en el pasado: la infancia y los días del crucero, lo que nos permite conocer la historia con más profundidad.
Es el crucero un viaje no sólo físico, también de iniciación al mundo adulto en el que la protagonista se atreve a juzgar a sus padres y a perder su virginidad, ambas cosas de forma rabiosa, triste y desesperada, que muestra las heridas que la familia rota y la ausencia de los padres ha dejado en esa niña. Estos son por tanto los grandes temas de esta novela.
La narradora alterna la primera y la tercera persona incluso en un mismo párrafo, y se refiere a sí misma como “la hija de Johannes” y a su madre como “la que fue mujer de Johannes” en un intento de distanciarse de sí misma, de su dolorosa realidad. Esa aparente frialdad es un grito solapado, desgarrador, no cuesta ver en el tono distante y la frase breve un auténtico drama personal.
Esta novela, premio Viareggio 2002, es un comienzo perfecto para quien aún no conozca a Jeuggy, autora poco prolífica y menos mediática, cuya prosa tiene la calidad de los más grandes. De padre alemán y madre italiana, como la protagonista, Fleur parece verse reflejada en este libro, como antes se vio reflejada en Los años del castigo, aunque no podamos contrastar porque apenas tenemos datos biográficos de ella.

Esta novela no deja de recordar a otra con padre e hija de protagonistas, hablo de Buenos días, tristeza, de Françoise Sagan, una historia también muy dramática a pesar de estar basada en una relación completamente distinta, pues mientras en Buenos días, tristeza padre e hija estaban muy unidos en Proleterka ocurre al contrario y mientras la pequeña Cecilia lucha (aunque de un modo muy sui generis) por salvar la relación con su padre, la hija de Johannes la ve desvanecerse, aparentemente imperturbable, como si no le afectase, pero le afecta, cualquiera que lea la novela con un mínimo de atención percibirá cuánto le afecta.
Sus razones tendrá Jeuggy para rematar la historia del modo en que lo hace pero pienso que da un giro totalmente innecesario en un momento en que esa revelación ya no importa al lector.

2 comentarios:

  1. hola, quisiera comunicarme contigo para discutir algo sobre Fleur Jaeggy. Me parece que es una de las lecturas más claras que se encuentran en internet. Te dejo mi mail: pipilisima@gmail.com

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  2. Hola Pipilar, aquí mismo puedes hacer el comentario que desees sobre el libro.

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