viernes, 4 de mayo de 2012

24/30. Uno que no le prestaría a nadie: La taberna, de Émile Zola

Me gusta prestar mis libros por el hecho de compartirlos, de que no estén en una estantería cogiendo polvo, que circulen y los disfrute cuanta más gente mejor, siempre que los cuiden bien y me los devuelvan en un periodo de tiempo razonable. Y que luego me cuenten qué les ha parecido, por descontado.

Pero hay una excepción: no prestaría a nadie mi colección de Zola. Me ha costado mucho conseguirla y ni siquiera la he podido completar todavía, son ediciones muy antiguas porque muchas de sus novelas no se reeditan hace más de cuarenta años. Tengo esos libros como oro en paño, los adoro como adoro a quien los escribió, el maestro de maestros. Y en concreto hay uno de ellos que prestaría menos que ninguno, hablo de La taberna, el séptimo de la saga de los Rougon-MacQuart. Ese libro es para mí muy especial, ejemplo de naturalismo, de agudeza psicológica del autor, una protagonista que me robó el corazón y una historia redonda como no recuerdo otra que además me removió hasta lo profundo.
Zola suele hacerlo, me refiero a vapulearte emocionalmente con sus palabras, pasas momentos sublimes con sus descripciones tan exactas y tan vívidas tanto de un mercado como de una tienda de ropa o lo que haga falta, y momentos terribles viendo ante ti en esas páginas la miseria, la mezquindad, el egoísmo y la maledicencia. Algunos personajes están metidos en auténticos estercoleros humanos y resulta odioso reconocer muchos de esos fallos y defectos en la gente que nos rodea, en uno mismo. En ese sentido Zola es un espejo, que a veces ofrece un reflejo real y otras una caricatura que resalta lo peor de la naturaleza humana.

En La taberna la protagonista es Gervaise. Ella, en el árbol genealógico de los Rougon-Macquart, es hija Antoine Macquart y de su esposa Josephine, y nieta de Adéle Fouqué. Escapó de Plassans, su pueblo natal, con su novio Lantier y ambos fueron a París a ganarse la vida. Pero París no era mucho mejor que Plassans y resultaba duro salir adelante, y más cuando uno se topa con la falta de compromiso y el egoísmo de los demás, y malos hábitos como el alcoholismo o el juego, que hacen que resulte imposible prosperar.

Dos lavanderas, de Edgar Degas

Aunque en este libro no se habla de otros miembros de la familia de Gervaise, en El vientre de París podemos leer el destino tan diferente que tuvo su hermana Lisa gracias a un buen matrimonio y su trabajo en una carnicería. Mientras, nuestra heroína lucha por tener su propia lavandería, por ahorrar y sacar a su familia adelante, los hijos de Lantier y, posteriormente la pequeña Naná, que ya apunta maneras y se da un ligero esbozo de lo que relata el libro dedicado a ella como protagonista.

Vivir no es fácil entre los obreros de París, aquejados de paro, enfermedades y vicios que les impiden vivir dignamente. Uno de esos vicios, en el que hace hincapié esta novela, es el alcoholismo: se narra al detalle cómo puede arruinar a una persona, a toda una familia, cómo se degrada el cuerpo y el espíritu, en la misma medida que desaparece la dignidad. Una lacra tremenda y penosa para quienes han de vivir con ella.

Acabé el libro agotada emocionalmente, entristecida y a la vez maravillada por lo que es capaz Zola, por esa historia terrible y a la vez maravillosa que nos regala, porque nos damos cuenta de lo frágiles que somos, ya que sólo somos eso: humanos, y nuestras taras y limitaciones van con nosotros donde quiera que estemos, en toda época y lugar.

9 comentarios:

  1. Te comprendo perfectamente, para mí los libros son mi mayor tesoro y algunos de ellos no se los prestaría a nadie por el inmenso valor que poseen.
    Respeto a este autor, he de reconocer que no he tenido la ocasión de leer nada suyo, pero con esta entrada me has dejado con unas ganas tremendas de hacerme con unos de sus libros.
    Cual me recomendarías para empezar??

    Un saludo :)

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  2. Fíjate, yo lo regalaría hasta el agotamiento, pero tampoco dejaría mi edición ni al gato. Es un novelón... Lee la primera y la última frase de la novela: "Gervaise (...), ¡duerme, duerme tranquila, hermosa mía!". Me fascinó ese guiño de Zola.

    ¡Un abrazo, Lola!

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  3. MAV, para empezar a leer a Zola cualquiera de sus libros que te llame la atención me parece bueno. Dentro de la saga de los Rougon-MacQuart hay unos más conseguidos y otros menos, pero todos (los que he leído) tienen algo que merece la pena. Y en el caso de Germinal, El paraíso de las damas o este de La taberna, se acercan a la perfección.
    Ojalá te guste ;-). Un abrazo.

    Hyp, ¡qué te voy a contar de los guiños y genialidades de Zola!XD Ese final se me quedó grabado... uf... aún se me ponen los pelos de punta al recordarlo.
    Un besazo.

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  4. No he tenido la oportunida de leer La taberna, pero ya conocemos a Zola y entiendo tu recelo. Sobre todo con tu colección que seguro te está costando mucho trabajo completar.

    Saludos!!

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  5. ¡Hola Cesar! Pues a ver si puedes leerlo pronto, no conozco tus gustos pero a grandes escritores como Zola hay que darles al menos una oportunidad.
    Y luego me lo cuentas.XD
    Un abrazo.

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  6. Lola, ¡tengo que seguir con Zola con este libro!! Darle un repaso al árbol genealógico me vendría muy bien porque hasta ahora no he prestado demasiada atención a eso. Desearía también tener toda esta colección. :D
    ¡Besos!

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  7. No tengo todos los títulos, pero espero conseguir los que me faltan.
    Ánimo con Zola, chica, que es lo más. XD
    Un abrazo.

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  8. ¡Juas, qué bueno, lo primero que se me vino a la cabeza cuando vi el enunciado de este capítulo del juego fue precisamente MI colección de Zola, jajaja! Y yo puse el primero de la saga, "La fortuna de los Rougon", por bandera, jejeje... Que no, que no, que no te lo presto, que te lo preste Lola si eso, que lo explica de maravilla, lo que es leer al maestro de maestros... ;-)

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    Respuestas
    1. ¡Nop! ¡No presto! XD

      Por cierto... vas por el 24 de 30 ya, ¡qué poquito te queda!

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