Título original: Mémoires d´une jeune fille rangée
Traducción de Silvina Bullrich
Edhasa
365 páginas.
La Historia de la Literatura nos ofrece una larga lista de mujeres excepcionales, Simone de Beauvoir es una de ellas. Destacó en su faceta de escritora, como filósofa y por lo que significó para el movimiento feminista su ensayo El segundo sexo. No menos importantes son sus memorias que, recogidas en cinco libros, dejaron un testimonio vivo y valioso tanto de ella como de su época. Estos fueron: Memorias de una joven formal, La plenitud de la vida, La fuerza de las cosas, Final de cuentas y La ceremonia del adiós. Para completar su obra autobiográfica deben tenerse en cuenta Norteamérica día a día, un diario donde explica su primer viaje a Norteamérica y Una muerte muy dulce, en el que narra las semanas previas a la muerte de su madre.
El título de este libro también fue traducido como Memorias de una joven de buena familia, que es lo que era Simone, una niña nacida en el seno de una familia típica de la burguesía parisina de principios de siglo XX, con unos padres cultos, conservadores, clasistas, chauvinistas y profundamente religiosos y una hermana menor que siempre fue para ella una cómplice con quien el entendimiento era casi perfecto. Simone tuvo una infancia feliz, fue querida y elogiada por su familia, se sintió siempre una niña especial, satisfecha de sí misma y segura en su entorno. Pero cuando llegó a la adolescencia, lo que ella llamaba “la edad ingrata”, empezó a sufrir ciertos cambios en su persona y en sus creencias... ya no era la niña que se plegaba a lo que dijeran sus mayores. Tras la Primera Guerra Mundial su padre tuvo un revés económico que cambió el destino de toda la familia, tuvieron que mudarse a un piso más barato y los padres reconocieron que sus hijas tendrían que trabajar para vivir porque no tenían dinero con el que respaldar un buen matrimonio concertado, algo muy común en aquella época. Esto dio la oportunidad a Simone de estudiar y convertirse en una mujer que, tras terminar sus estudios, se instaló por su cuenta y vivió de dar clases a jóvenes estudiantes. Tal vez esa imposibilidad económica fue un golpe de suerte para ella, pues el matrimonio por intereses nunca hubiera conseguido que se sintiera tan realizada como el hecho de conseguir su autonomía a través de la formación intelectual.
Traducción de Silvina Bullrich
Edhasa
365 páginas.
La Historia de la Literatura nos ofrece una larga lista de mujeres excepcionales, Simone de Beauvoir es una de ellas. Destacó en su faceta de escritora, como filósofa y por lo que significó para el movimiento feminista su ensayo El segundo sexo. No menos importantes son sus memorias que, recogidas en cinco libros, dejaron un testimonio vivo y valioso tanto de ella como de su época. Estos fueron: Memorias de una joven formal, La plenitud de la vida, La fuerza de las cosas, Final de cuentas y La ceremonia del adiós. Para completar su obra autobiográfica deben tenerse en cuenta Norteamérica día a día, un diario donde explica su primer viaje a Norteamérica y Una muerte muy dulce, en el que narra las semanas previas a la muerte de su madre.
El título de este libro también fue traducido como Memorias de una joven de buena familia, que es lo que era Simone, una niña nacida en el seno de una familia típica de la burguesía parisina de principios de siglo XX, con unos padres cultos, conservadores, clasistas, chauvinistas y profundamente religiosos y una hermana menor que siempre fue para ella una cómplice con quien el entendimiento era casi perfecto. Simone tuvo una infancia feliz, fue querida y elogiada por su familia, se sintió siempre una niña especial, satisfecha de sí misma y segura en su entorno. Pero cuando llegó a la adolescencia, lo que ella llamaba “la edad ingrata”, empezó a sufrir ciertos cambios en su persona y en sus creencias... ya no era la niña que se plegaba a lo que dijeran sus mayores. Tras la Primera Guerra Mundial su padre tuvo un revés económico que cambió el destino de toda la familia, tuvieron que mudarse a un piso más barato y los padres reconocieron que sus hijas tendrían que trabajar para vivir porque no tenían dinero con el que respaldar un buen matrimonio concertado, algo muy común en aquella época. Esto dio la oportunidad a Simone de estudiar y convertirse en una mujer que, tras terminar sus estudios, se instaló por su cuenta y vivió de dar clases a jóvenes estudiantes. Tal vez esa imposibilidad económica fue un golpe de suerte para ella, pues el matrimonio por intereses nunca hubiera conseguido que se sintiera tan realizada como el hecho de conseguir su autonomía a través de la formación intelectual.
Simone, en todas sus vertientes, es digna de admiración e interés, sobretodo por el modo valiente en que afronta la vida, rompe con convencionalismos y sigue su propio camino.
Fue una gran lectora, de hecho, los libros fueron su impulso para crecer, de ellos aprendió, en ellos encontró nuevos caminos, a través de ellos se interrogó sobre sí misma. Lecturas como Mujercitas, de Louise May Alcott, El gran Maulness de Henri Alain-Fournier, El colegial en Atenas, de André Laurie, y posteriormente autores como André Gide, Paul Valery y Paul Claudel... son mencionados constantemente, le sirven como referencia, los contrasta consigo misma, debate sobre ellos con amigos y familiares lectores hasta integrarlos como parte de su vida.
En su faceta de escritora descubrimos una mujer que ya con quince años empieza su primer libro. Escribir es un deseo que no la abandona desde la adolescencia, y muchos de los argumentos que se le ocurren tienen una gran base autobiográfica, la necesidad de explicarse a sí misma y al mundo debió ser imperiosa, a tal punto que acabó condensándolo largamente en sus libros de memorias, y algunas de sus novelas no dejan de ser un paralelo de los sucesos que acaecieron en su propia vida, así Los mandarines relata en clave de ficción su relación con el escritor norteamericano Nelson Algren, y La invitada refleja la relación que tanto su compañero Jean Paul Sartre como ella tuvieron con Olga Kosakiewicz, una alumna de Simone en el Liceo de Rouen.
Como filósofa se adhiere a la corriente existencialista, en la teoría y en la práctica, antes de conocer siquiera el Existencialismo ella ya intuía el germen de esas ideas: se consideraba responsable de su vida, sabía que lo que ella llegara a ser vendría de un gran esfuerzo por su parte y siempre fue consciente de su responsabilidad en su propia existencia.
Y por último y no menos importante, como mujer, además como mujer con educación bastante mojigata en una época en la que pocas mujeres estudiaban y todas cedían el primer plano a los hombres, ella no cedió, se mantuvo siempre orgullosa de su feminidad, sin complejos y sin dejarse llevar por convencionalismos se igualó a sus coetáneos de sexo masculino. Tuvo claro desde muy pronto que las mujeres tienen derecho al aborto, así como a decidir no tener hijos o no casarse sin que mermara por ello su condición de mujer.
En otros terrenos se declaró antimonárquica, atea y comunista, su precocidad hizo que ya con veinte años tuviera trazado un ideario completo que luego desarrollaría el resto de su existencia. Así lo cuenta en este libro de memorias que, narrado de manera brillante, explica también con precisión y claridad sentimientos y procesos psicológicos complejos que resultan de esta manera fáciles de comprender, algo que logra en parte por ser una gran observadora, sobretodo de sí misma. Y es que Simone era una mujer que necesitó siempre contrastarse en un diario, un espejo psicológico que le ayudaba a entender los procesos por los que iba pasando. Gracias a esos diarios y a su correspondencia privada pudo luego reconstruir sus memorias y hacernos llegar un testimonio que aúna lo excepcional con lo conmovedoramente habitual, que nos revela una mente privilegiada, una inteligencia afilada e inquisitiva, una intelectual capaz de codearse con las mentes más brillantes de su época, entre las que se incluye Jean Paul Sartre, un compañero de estudios en la Sorbona en quien enseguida reconoció al hombre que desde los quince años ansiaba como compañero. Y así fue.
Fue una gran lectora, de hecho, los libros fueron su impulso para crecer, de ellos aprendió, en ellos encontró nuevos caminos, a través de ellos se interrogó sobre sí misma. Lecturas como Mujercitas, de Louise May Alcott, El gran Maulness de Henri Alain-Fournier, El colegial en Atenas, de André Laurie, y posteriormente autores como André Gide, Paul Valery y Paul Claudel... son mencionados constantemente, le sirven como referencia, los contrasta consigo misma, debate sobre ellos con amigos y familiares lectores hasta integrarlos como parte de su vida.
En su faceta de escritora descubrimos una mujer que ya con quince años empieza su primer libro. Escribir es un deseo que no la abandona desde la adolescencia, y muchos de los argumentos que se le ocurren tienen una gran base autobiográfica, la necesidad de explicarse a sí misma y al mundo debió ser imperiosa, a tal punto que acabó condensándolo largamente en sus libros de memorias, y algunas de sus novelas no dejan de ser un paralelo de los sucesos que acaecieron en su propia vida, así Los mandarines relata en clave de ficción su relación con el escritor norteamericano Nelson Algren, y La invitada refleja la relación que tanto su compañero Jean Paul Sartre como ella tuvieron con Olga Kosakiewicz, una alumna de Simone en el Liceo de Rouen.
Como filósofa se adhiere a la corriente existencialista, en la teoría y en la práctica, antes de conocer siquiera el Existencialismo ella ya intuía el germen de esas ideas: se consideraba responsable de su vida, sabía que lo que ella llegara a ser vendría de un gran esfuerzo por su parte y siempre fue consciente de su responsabilidad en su propia existencia.
Y por último y no menos importante, como mujer, además como mujer con educación bastante mojigata en una época en la que pocas mujeres estudiaban y todas cedían el primer plano a los hombres, ella no cedió, se mantuvo siempre orgullosa de su feminidad, sin complejos y sin dejarse llevar por convencionalismos se igualó a sus coetáneos de sexo masculino. Tuvo claro desde muy pronto que las mujeres tienen derecho al aborto, así como a decidir no tener hijos o no casarse sin que mermara por ello su condición de mujer.
En otros terrenos se declaró antimonárquica, atea y comunista, su precocidad hizo que ya con veinte años tuviera trazado un ideario completo que luego desarrollaría el resto de su existencia. Así lo cuenta en este libro de memorias que, narrado de manera brillante, explica también con precisión y claridad sentimientos y procesos psicológicos complejos que resultan de esta manera fáciles de comprender, algo que logra en parte por ser una gran observadora, sobretodo de sí misma. Y es que Simone era una mujer que necesitó siempre contrastarse en un diario, un espejo psicológico que le ayudaba a entender los procesos por los que iba pasando. Gracias a esos diarios y a su correspondencia privada pudo luego reconstruir sus memorias y hacernos llegar un testimonio que aúna lo excepcional con lo conmovedoramente habitual, que nos revela una mente privilegiada, una inteligencia afilada e inquisitiva, una intelectual capaz de codearse con las mentes más brillantes de su época, entre las que se incluye Jean Paul Sartre, un compañero de estudios en la Sorbona en quien enseguida reconoció al hombre que desde los quince años ansiaba como compañero. Y así fue.
Habla sin prejuicios de todo lo que vivió y sintió, su gran amistad con Elisabeth Lacon (Zaza), su primo Jacques, que fue también su primer amor, la forma de vida e ideas de su familia, todo lo cuenta sin tapujos excepto lo relativo a su condición bisexual, que mantuvo en discreto silencio.
Posteriormente ejerció de maestra tanto en la Sorbona como en otros lugares de Francia, fundó en 1945 la publicación Los tiempos modernos junto con otros intelectuales de izquierdas de la época, una acusación de corrupción de menores la retiró de la enseñanza, lo que le llevaría a volcarse de lleno en la escritura. Pero esos son momentos desarrollados en otros libros de memorias. Por lo pronto este, el primero que escribió, es interesante en cuanto permite asistir al proceso que llevó a la autora a convertirse en la mujer que fue. Fueron unos años vitales en su crecimiento psicológico e intelectual, en el enfrentamiento a conflictos personales, familiares y sociales que le llevaron a formarse como persona, tomar unos caminos, dejar otros sin ahorrarse los sinsabores, las decepciones, los conflictos y todo lo que significa crecer.
Merece la pena descubrir a Simone de Beauvoir, comprender sus ideas y la forma en que vivió, acercarse y apreciar la gran mujer que se escondía tras esta muchacha de aspecto poco destacable y bastante mal vestida, esta joven formal.
Posteriormente ejerció de maestra tanto en la Sorbona como en otros lugares de Francia, fundó en 1945 la publicación Los tiempos modernos junto con otros intelectuales de izquierdas de la época, una acusación de corrupción de menores la retiró de la enseñanza, lo que le llevaría a volcarse de lleno en la escritura. Pero esos son momentos desarrollados en otros libros de memorias. Por lo pronto este, el primero que escribió, es interesante en cuanto permite asistir al proceso que llevó a la autora a convertirse en la mujer que fue. Fueron unos años vitales en su crecimiento psicológico e intelectual, en el enfrentamiento a conflictos personales, familiares y sociales que le llevaron a formarse como persona, tomar unos caminos, dejar otros sin ahorrarse los sinsabores, las decepciones, los conflictos y todo lo que significa crecer.
Merece la pena descubrir a Simone de Beauvoir, comprender sus ideas y la forma en que vivió, acercarse y apreciar la gran mujer que se escondía tras esta muchacha de aspecto poco destacable y bastante mal vestida, esta joven formal.
"No, me dije mientras ordenaba en la alacena una pila de platos; mi vida conducirá a alguna parte. Felizmente no estaba condenada a un destino de ama de casa. (...) Yo prefería infinitamente la perspectiva de un oficio a la del matrimonio; permitía esperanzas".
Descubrir a Simone fue importante para mí,y creo que tu comentario invita a muchas más personas a leerla. Saludos
ResponderEliminarOjalá fuera más conocida y leída, creo que lo merece. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarme parece imporatnte preguntarnos a nosotros mismos, ¿qué será de nuestras vidas? buscar opciones, no quedarnos con las enseñanzas que recibimos de fuera, pues las que reflexionamos, son las que realmente cuentan.
ResponderEliminarme encanta simone de beauvoir, La invitada es de mis novelas favoritas. El segundo sexo, es un excelente libro de autoexploracion y reconocimiento. simplemente , ella y su vida es espléndida!